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La jubilación, por qué, en el fondo, nos asusta un poco a todos pensar en ese momento

La jubilación se dibuja como el destino dorado para los trabajadores, sin embargo, ¿es realmente así siempre? ¿Siempre funciona bien? ¿Nos asusta? Vemos el porqué no es oro todo lo que reluce.

¿Verdad que todo el mundo felicita a las personas que se van a jubilar? ¿Y que todo el mundo pregunta “cuándo te jubilas” a las personas que aún le quedan incluso años por delante para jubilarse?

El Dorado

La jubilación es considerada como El Dorado. Tiene innumerables ventajas: se cobra sin trabajar, no hay que aguantar a las personas que se tengan a cargo o estén por encima en la organización, no hay más problemas con clientes ni proveedores, se acabó la calidad del producto, las normas medioambientales, los accidentes laborales, los informes de fin de mes, los presupuestos anuales, las inversiones, los eternos días de trabajo fuera de casa, la presión, y un largo etcétera de situaciones y personas con las que no hay que realizar esgrima para cobrar cada mes.

Y sin embargo…

Sin embargo, a muchas personas el momento de la jubilación se le espera como la llegada de una etapa incierta, en la que una persona se acuesta jefa de ventas y se levanta siendo abuela. O se acuesta siendo un inspector muy considerado y al día siguiente solo se espera de él que inspeccione las obras del Ayuntamiento y haga algún recado.

En el fondo a muchas personas temen la jubilación.

Otras personas no lo piensan, entienden que es algo que ya llegará y no sienten especialmente alegría o miedo, simplemente se encuentran de bruces con la realidad cuando aparece. “Si con mis hijos y nietos no tendré tiempo para nada” ¿Eso es cierto? Y de ser así ¿Cuánto tiempo durará eso?

La realidad es que la jubilación puede aparecer en cualquier momento. Un despido, una reorganización, un cambio de escenario en la empresa puede acabar con los mayores de 50 años con una indemnización y una prejubilación. Esto suele causar cierto estupor.

Desde pequeñitos nos introducen en la gran rueda obligatoria del colegio, estudios especializados y el trabajo. ¿Qué se espera de los jubilados? Nadie espera gran cosa. Entonces todo lo que hemos hecho en nuestra vida académica y laboral se vuelve inútil. ¿Y los cursos de inglés? ¿Y los másteres? ¿Y mi FP? ¿Y mi carrera? ¿Mis años de experiencia? ¿Es que nadie me va a preguntar nada? ¿Ya no sirvo para nada? Poco a poco muchas personas empiezan a temer la etapa de la jubilación.

El difícil proceso de adaptación

En mayor o menor medida, aunque muchos digan encontrarse en el paraíso, las personas sufren como la sociedad les aparta. Se pasa de tirar del carro a subirse a él y ser una carga. El efecto “vacaciones” que sigue a la jubilación se agota. No es fácil adaptarse a la jubilación, ni rápido.

El trabajo también tiene beneficios

Para que la jubilación no sea más traumática de lo que es de por sí cualquier cambio, es necesario que se tengan en cuenta los beneficios del trabajo que nunca se enumeran, y van más allá del simple salario:

  • Estructura y da un sentido al día, la semana, los meses y los años, dividiéndolos en periodos laborales y de descanso. Además, deja estipulado en qué horas se debería dormir. Por ejemplo, una persona que trabaje de 8 a 17 horas, con 1.750 horas laborables y 25 días de vacaciones tiene automáticamente organizado cada día y cada mes del año.
  • Facilita y obliga a las relaciones sociales. Con compañeros, jefes, colaboradores, clientes, Administración Pública, proveedores… un profesional puede tener en su teléfono hasta cientos de contactos. Un día cualquiera la persona habrá adaptado su conversación a personas más jóvenes, más mayores, de diferente orientación sexual, raza y cultura. Un chófer de camión por ejemplo, tendrá que lidiar con su jefe, los clientes donde deja la mercancía o donde la carga y con las innumerables personas con las que tiene que derrochar paciencia para hacer su trabajo.
  • El trabajo también promueve la motivación y la sensación de logro. El acabar un informe importante a tiempo en forma y fondo, cerrar una venta, finalizar un proyecto, genera una sensación del deber cumplido que es comparable con muy pocas cosas.
  • Mejora la percepción social. Los trabajadores son respetados por el entorno social. Están mucho mejores vistos que los parados o personas que no trabajan. Es imposible, por ejemplo, no sentir simpatía por los sacrificados autónomos en su continua lucha contra las trabas públicas y privadas.
  • El trabajo ofrece un continuo aprendizaje. Tanto de nuevas tecnologías, como nuevos procedimientos y nuevas relaciones. Las personas que trabajan, por lo general, se mueven con soltura en el mundo digital, relacional, conocen los tiempos de la Administración Pública, etc.

Más allá de otros beneficios económicos, el hecho de trabajar da un sentido y estructura el tiempo, facilita relaciones sociales, motiva, incrementa la percepción social y da un aprendizaje continuo.

Viendo la jubilación desde otra perspectiva

Por todo ello no hay que ver la jubilación como el Nirvana, ya que habrá una pérdida de todos estos beneficios secundarios que trae el trabajo de la mano. Llegados a este punto cabe preguntarse, ¿y no se supone que hay que descansar? La respuesta es sí. Sí, pero.

La jubilación es un cambio y un proceso. Como todos los cambios genera estrés y cierta dosis de ansiedad. Nadie va a levantarse después de tres años jubilado con ganas de “descansar” de sus años de trabajo. Es necesario que la jubilación se planifique con tiempo. El concepto va mucho más allá de los planes de jubilación de los bancos. Es necesaria una reunión de alto nivel consigo mismo para planificar cómo quiero vivir mis años jubilado. ¿Cómo voy a sustituir las relaciones sociales? ¿Qué voy a aprender? ¿Qué me va a motivar? ¿Puedo crear algo? Y, sobre todo, ¿cómo voy a estructurar mi tiempo? La jubilación ha de ser dinámica.

El sofá, ese enemigo silencioso

Una advertencia. El sofá es uno de los grandes enemigos de la salud. Si no se utiliza con precaución genera obesidad, pereza, depresión, ansiedad, estrés… Si sus planes de jubilación pasan por estar más rato en el sofá, créame, está muy equivocado. El cuerpo y la mente han de estar ocupados para estar sanos. Piense en una persona felizmente jubilada y difícilmente se la imaginará pasando las horas muertas en un sofá, por mucho que le guste leer o ver la tele. Estructurar el tiempo y llegar cansado a la cama por la noche son pilares básicos de la salud.

Piense en su jubilación. Y no en el aspecto económico. De usted mismo depende que sea la mejor y más bonita etapa de su vida.